Una vez más se ha celebrado el toro de la Vega. Consiste básicamente en que unos tipos a caballo se juntan para matar un animal delante de otros. Ahora se le ponen adornos de valor, coraje, destreza montando cuadrúpedos, capacidad de agarrar un palo afilado y ya tenemos un pedazo de fiestón.
Quizás puedan pensar que el animal sufre. No se preocupen, eso es una mentira. Es más, disfruta. Cualquiera que no sea un ignorante sabe que morir alanceado es una de las experiencias más placenteras de este planeta. En todos los balnearios del mundo tienen una sesión de alanceamiento al lado del hidromasaje.
La gente de la zona lo defiende como tradición: "La tradición es la tradición" argumentan. Y no puedo estar más de acuerdo con ellos. Mantengamos tradiciones. El pueblo se muere de ganas por volver a los eunucos; O sacrificar vírgenes. Que buenos tiempos aquellos... Ah, y una buena lapidación a la semana. Esta tradición además está AVALADA por un libro sagrado. Sí señor. Para qué evolucionar y andar con chorradas de derechos de los animales ni pijadas de esas de jipis malolientes. Una buena edad media es lo que hace falta, joder.
Como broche, aquí pueden disfrutar de una maravillosa producción de alumnos de instituto (un lugar donde antaño se formaba a la juventud) en colaboración con el ayuntamiento comentando lo mágico y maravilloso que es matar a un animal. Espectacular.
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